Para ir a tierra santa, hay que entrar por Tel Aviv, lo cual resulta toda una odisea, como si quisieran resumir las diferentes controversias y entrenamientos del islam, el judaísmo y el cristianismo en unas cuantas horas. Como en cualquier aeropuerto del mundo, el pasaporte colombiano implica una carga. Sin embargo, en Tel Aviv no es mucha la diferencia, el interrogatorio por horas va para casi cualquier turista, haciendo de bienvenida un ambiente hostil como tapete rojo.
"We will share our story of freedom trough
football",
graffiti encontrado cerca a una aldea de Hebrón. Foto: Andrés López Rodríguez, Uruguay
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Tan pronto el
aeropuerto va quedando atrás, la llegada a un nuevo universo lleno de
misticismo atropella todos los sentidos, y genera miles de expectativas (muy
alejadas del fútbol). Por el contrario, la Jerusalén que reclama el Estado
Palestino como capital e Israel hizo suya como “eterna e indivisible”, además
de historias, protestas, hostilidad y religión, esconde fútbol en cada rincón. ¿Quién lo diría? Pues tiene su explicación.
Niños Palestinos
jugando fútbol a plena luz del día
en las afueras de la ciudadana antigua de
Jerusalén,
cerca al Damasco's Gate, epicentro de
enfrentamientos contra soldados
israelíes. Foto: Brico
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Los judíos dicen
que los árabes en general, no jugaban al balón pie a comienzos de siglo, pues
rechazaban las prácticas traídas por los ingleses durante el mandato británico.
Los palestinos por su parte, afirman que siempre lo han practicado, y eran
únicamente los islámicos más conservadores quienes se negaban a verse seducidos
por el deporte rey, siendo entonces los judíos poco habilidosos con la pelota.
Lo cierto es que el fútbol se vive en cada calle, por antigua que sea. De la
misma manera, existen varios equipos de palestinos e israelíes, jugando todos
juntos, en una suerte de emancipación compartida, sobrepasando los intereses
económicos y territoriales a los que nacen subordinados, en una suerte de falacia
estatocéntrica.
Ya en la Palestina
ocupada, los mayores te preguntan por el
Pibe, Higuita y el Tino, mientras los pequeños no paran de mencionar a
Falcao. Incluso podría afirmarse que el fútbol se vive con más pasión, y más
sentimiento, pues para muchos resulta el único escape a la dura realidad del
conflicto. Sin importar si era hebreo, árabe o inglés lo que se hablaba, el
fútbol resultaba ser el idioma universal capaz de unir a personas que estaban
destinadas a la enemistad. Compartir la pecosa un rato con los niños palestinos
no sólo alegraba el alma (de ambos “equipos”), también significaba esperanza,
así viniera en pequeñas dosis de segundos en intervalos cortados por el gas
pimienta.
En Cisjordania e
Israel, el fútbol se siente de manera horizontal y vertical, se siente en las
calles, se ve a la selección de Palestina haciendo para-diplomacia, se ven a
los clubes israelíes contratando leyendas retiradas del fútbol (como Hierro)
pese a no contar con el reconocimiento de la FIFA como Federación. Son tan
futboleros como cualquier latinoamericano en plena Copa Mundo, demostrando que
ni la más agresiva guerra es capaz de arrancarle las ganas de soñar al ser
humano. Ni las armas ni la agresión detienen el balón, y ello puede percibirse
incluso en los campos de refugiados, donde las canchas palestinas han de ser
protegidas con malla para evitar los ataques de los soldados israelíes quienes
como último recurso arrojan lacrimógenos.
Cancha de fútbol en el centro de
refugiados en Belén,
próximo al checkpoint 300, cubierto por pipetas de
gases
lacrimógenos (mostaza y pimienta). Foto: Indra, Brasil
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Así pues, el fútbol
constituye una expresión de rebeldía en muchas ocasiones, del oprimido
sublevándose a las condiciones, o a su destino. En Palestina más que nunca, es
una forma de contar historias silenciadas por el mass-media que compra y vende historias falsas de terrorismo, es
una forma de hacer política, pero también de enfrentar el día a día, de reivindicar
a los pueblos, y para muchos, de construir paz, o de resistir sin violencia.
Colombiano disfrutando del fútbol con niños de
Belén. Foto: Peter Morgan, Australia
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Andres Brico* twitter: @Afbrico
*Estudiante de Relaciones
Internacionales e Investigador que trabajó como Observador de Derechos Humanos
del conflicto Palestino-Israelí.
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