Reunidos en el colectivo trazamos una línea clara sobre cuál sería nuestra ruta y objetivos a alcanzar, unos puntos claros en los cuales trabajar, aportes serios a la actualidad, de ahí lo que viviríamos el 26 y 27 de mayo del presente año.
Alistamos maletas, era necesario llevar carpa, sacos de dormir y aquello que consideráramos necesario para nuestra manutención durante estos dos días que caían sábado y domingo en nuestro calendario. Entre las maletas también iban unos pocos pero muy valiosos equipos que requeriríamos para conservar en la historia lo que viviríamos, dos cámaras, un equipo de sonido para grabación, cables, cargadores. A su vez otras cargas más lindas y valiosas, libros.
La cita era el sábado a las 7 de la mañana, debíamos estar muy puntuales en el SUTEV – Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Valle del Cauca – de ahí partiría lo que en esta ocasión nos llevaría a kilómetros y kilómetros de la ciudad rumbo a lo que muchos considerarían la otra Colombia.
Desayunamos, trepamos las maletas sobre el trasporte, del cual debemos hablar también con detalle, una chiva o bus escalera, cuyo colorido es muy único de las tradiciones de los pueblos, popular, con imágenes icónicas, religiosas, musicales, culturales, muy autóctono. Una vez dejamos las maletas era hora de acomodarnos, a una chiva normalmente le pueden caber hasta 60 personas, si no es más, en esta ocasión en esa nada más íbamos 45, vale decir que nos acompañaban dos chivas más provenientes de otros municipios aledaños a Cali.
Salimos, arrancamos, cruzamos la ciudad y emprendimos la trocha. Para quienes ya habíamos tenido la oportunidad de acudir a nuestro destino sabíamos que teníamos que resistir cerca de 3 horas de carretera irregular pero con un paisaje sin igual.
Primer retén policial, las preguntas de siempre, para dónde van, quienes son, qué hacen, respuestas, somos una convergencia por la paz, vamos a un encuentro histórico de nuestra nación. Empadronamiento del encargado de la chiva, del conductor, y sigan su camino. Vale anotar que sobre ese camino más de la mitad de la chiva veníamos pegados del techo viendo en un móvil la transmisión de la última etapa en la que nuestro Nairo podría restarle tiempo al líder del Giro de Italia, rogábamos por un poquito de señal porque a medida que avanzábamos era menos la red que nos cubría, tanto así que perdimos la señal faltando 1 kilómetro para que finalizara dicha etapa, quedamos en veremos como decimos acá.
Segundo retén, esta vez no era policial, era del ejército, de nuevo empadronamiento, una revisión muy ligera y todo hay que decirlo, una movida de mano indicándonos buen camino. Hasta ahí llegaba la carretera regular, la accesible para cualquier vehículo. Empezábamos la parte más empinada de la ruta, nos quedaba menos tiempo para llegar al destino y un montón de paisaje por disfrutar.
Casas de campesinos construidas con sus manos laboriosas, afros, indígenas, un cabildo, dos canchas de futbol, un lugar para comer pizza en medio de la nada que nos llamó mucho la atención, pizzagol. Caballos, yeguas, perros, gatos, gallinas, cultivos de café, plátano y hasta coca era lo que percibían nuestros ojos. Olores, muchos olores, tantos como la tierra misma que nos cubría un poco por el árido camino.
Recortábamos kilómetros, quedaba menos, empezábamos a ver en las fachadas de las casas algunas imágenes, esténciles, viejos avisos que por la condición climática ya no estaban en buenas condiciones. De un momento a otro empezamos a ver unos chalecos blancos, llegamos, sabíamos que ya habíamos llegado. Ultima subida de la chiva, eran los últimos metros, definitivamente ahora sí llegamos.
¡Bienvenidos a la Zona Veredal de Transición y Normalización Carlos Patiño!
Por fin, estábamos ahí, el evento que se convertiría en hito para nuestra historia, para nuestra Nueva Colombia, la celebración del 53° Aniversario de fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo FARC-EP.
Descargar maletas, bajar la carpa, saludar a los amigos, abrazar a los hermanos, sentir a nuestros compañeros que por más de medio siglo han dado su vida para un mejor hoy, un mejor mañana.
Buscamos la zona de campamento, armamos nuestra carpa y descargamos los equipos, era el momento de vivir lo que realmente hasta para nosotros sería indescriptible.
Empezábamos a observar y valorar cada detalle del evento, la organización era tremenda, los compañeros guerrilleros estaban uniformados con chalecos blancos que en sus espaldas decían FARC-EP 53 años, cualquier duda del evento la podríamos resolver con ellos. Fuimos a buscar el almuerzo, delicioso, toda la comida muy rica, no nos faltaba nada.
Sobre las casi 4 de la tarde el llamado se hacía sentir desde el coliseo, porque bueno debemos contarles, las instalaciones en las que actualmente se vienen desarrollando actividades culturales, deportivas y académicas de las FARC-EP concentradas en esta Zona Veredal hacen parte de comunidad que por años lleva luchando en contra del monopolio económico y la destrucción de su medio ambiente que sin pensarlo permitió que guerrilleros y guerrilleras se tomaran el lugar para continuar con el cumplimiento de sus compromisos ya que lamentablemente aun cuando se cumple el calendario acordado entre Gobierno y la Delegación de las FARC las zonas veredales aún no terminan de ser construidas, contratos multimillonarios que a hoy ya deberían estar en el ojo de los medios de comunicación indicando que estos incumplimientos pondrían en riesgo lo que para muchos más que una ilusión es una linda realidad, la paz. Volviendo, el coliseo, empezaba todo, empezaba la celebración. E inició como todo evento importante con lo más representativo, los himnos, himno nacional y el himno de las FARC-EP. Muchos se preguntarán como es el himno nacional de las FARC y es en base el mismo más una estrofa que nos invita a luchar. Vale decir que este himno también lo entonó el su generalidad todos los que ahí acudimos, ¡Oh gloria inmarcesible, oh jubilo inmortal!
Se dio paso a las palabras Pablo Catatumbo, integrante del Secretariado Nacional y Delegado de Paz de las FARC-EP, el comandante Walter Mendoza del Bloque Occidental Comandante Alfonso Cano, luego la intervención del expresidente de la nación Ernesto Samper Pizano, el delegado del Partido Comunista de Colombia Seccional Valle y otros asistentes no menos importantes. Las palabras de Pablo, considero lo que más nos quedó de toda la jornada, la verdad hecha verbo, claridades, objetivos, actualidad, el comandante era claro con su tropa y con los asistentes, nuestro fiel objetivo ha sido y será siempre ser mejores personas, siempre la paz.
Luego de las intervenciones de apoyo al proceso empezaba la muestra cultural y deportiva, iniciando con bailes regionales, ritmos como saya, tinkus, huaynos y sanjuanitos, muy particulares que se bailaban de forma atípica, no eran solo los bailadores, éramos todos los involucrados, tanto que hasta las imágenes de aquellos comandantes que hoy ya no nos acompañan también estuvieron de lado a lado entre la alegría del pueblo. Y mientras en el coliseo se bailaba sin ocultar la alegría, a la Zona Veredal venían llegando tres ciclistas que sin pensarlo decidieron emprender trocha en sus bicicletas de ciclo-montañismo desde la ciudad de Cali, estamos hablando que en chiva subiendo a la zona son cerca de 4 horas y media de camino, así que ya podrán imaginar.
Llegó el teatro, dos obras muy significativas, El emocionante viaje de la mentira y la verdad y Los Dientes de la Guerra, ambas del maestro en teatro Enrique Buenaventura y que estaban siendo interpretadas por el Teatro Experimental de Cali que lleva su nombre. En particular la segunda obra era un retrato de lo que ha sido nuestro país por lo largo de tantos años, una obra que quien tenga oportunidad de verla lo debería hacer, no hay pierde.
En medio de estas dos obras de teatro la noche se pintó de colores, hermosísimo evento, imágenes y voces que quedaran en nuestra memoria y que seguramente llevaremos hasta el final de nuestros días, nuestras convicciones, la lucha por nuestro pueblo, por nuestra clase, por nuestros hermanos y hermanas. Bastaría con ver las fotografías para poder intentar comprender la emoción del momento.
El café y la cerveza no nos abandonaban, compartíamos, disfrutábamos y paso a paso se dio lugar a las presentaciones de los artistas musicales. Muchos de nosotros siempre tan “bien puestos” a veces nos abstenemos de mover el esqueleto al son de la música, quizás por timidez, porque no gustamos del ritmo o no nos sentimos cómodos con el lugar, pues podemos decirles que aquí ninguna aplicó, nos sentimos en casa, era una fiesta en familia, la familia colombiana que sueña la paz, así que sin más el baile no se hizo esperar, no éramos civiles y guerrilleros y guerrilleras a un lado, éramos la Colombia profunda, la luchadora, la que no da el brazo a torcer la que allí en medio de la cancha del coliseo seguía disfrutando. Esa primera noche del sábado tuvimos la compañía de Los Caucanitos, Los Traviesos, Maro.com y otros artistas, propios del gusto de la guerrillerada y los habitantes de la Colombia popular que en medio del frío nos hicieron terminar en camiseta.
Se nos pasaba comentarles que el evento estuvo totalmente custodiado también por la Guardia Cimarrona y la Guardia Indígena, cada uno con su ímpetu, con su convicción.
Volviendo, ya pasada la media noche de charlar, compartir, cantar, bailar y hasta enseñar a bailar, nos fuimos a descansar, era momento de guardar energía para el 28, aún quedaba programación por presenciar.
El amanecer era precioso, se podría ver al fondo el nevado del Tolima, habíamos tenido la fortuna que no había llovido en la noche, lo cual es costumbre en la zona, por lo cual nos despertamos sobre las 6 de la mañana a ver qué se movia, y claro acompañados de café.
Desayunamos y sobre las 9 a.m. iniciaba la programación de segundo día, teníamos que aprovecharla, porque podemos decir que no desperdiciábamos una sola oportunidad de charlar con los compañeros de otras organizaciones y de la guerrilla misma, qué nos pensamos, qué se nos viene, cómo podemos apoyar, qué podemos aportar, qué hay para hacer, porque debemos decir, el acudir a la Zona Veredal no es un asunto de turismo, es un compromiso con el compromiso mismo, es ser consecuentes es decir desde Grada Roja tenemos esto y nos comprometemos a esto y esto, y mucho más, es la disponibilidad de nuestro tiempo, de la vida misma, para avanzar en lo que tiene que dejar de ser una utopía, nuestra Colombia soberana.
Aun cuando muchos tenían resaca se dio paso a la Yincana, no participamos porque realmente los equipos que competían eran de otro nivel, zapatero a tus zapatos, aun cuando se vieron algunos fichajes que no fueron provechosos para ciertos equipos.
Nuestra chiva regresaba a Cali este día sobre las 3:30 p.m. y al parecer aún seguían las sorpresas… y las sorpresas ya nos involucraban a los fanáticos del futbol. Llegaba a medio día una chiva proveniente de Cali, jugadores profesionales del América de Cali y del Atlético Nacional, viejas glorias, arribaban, así como un equipo femenino de fútbol llamado Hunters FC. Se venían los mejores enfrentamientos de la historia, guerrilleros y guerrilleras apasionados por el futbol versus estos deportistas de profesión. Hasta donde estuvimos sufrimos haciéndoles el aguante a las chicas del Bloque Occidental Alfonso Cano, jóvenes y guerreras todas, que jugaron a la par. Luego llego la chiva y llegaba ese momento difícil de partir, eso sí con la firme convicción de volver y no con las manos vacías.
La celebración continuó, jugaron las viejas glorias con los compañeros guerrilleros, hubo jugadas interesantes, buenos resultados, para luego, al finalizar de la tarde e iniciar la noche dar paso a otro concierto, el Charrito Negro, cantante popular muy querido por la población y la guerrillerada.
Mientras todo esto sucedida nosotros íbamos de vuelta a Cali, analizando y charlando por cada minuto vivido, por cada experiencia, por cada cruce de palabra, foto tomada, imagen guardada en la memoria, por cada abrazo, cada sonrisa, por la humanidad que allí estaba.
Las Zonas Veredales no son zonas de turismo, son zonas humanitarias, son zonas que deben ser defendidas por la población, son nuestra ilusión de vivir en paz, de hacer ahora política sin armas, o bueno sí con armas, con cámaras, micrófonos, celulares, armas que ya no pueden ser decomisadas en un retén como bien decía el compañero Boris Guevara, para nosotros el Ministro de Comunicaciones de las FARC, valiente que de forma empírica ya hasta clases nos puede dar de fotografía y creación, el hombre que no duerme pero que junto a otros compañeros cada vez nos hacen ver a través de audiovisuales todo lo que podemos hacer trabajando juntos.
Podemos decir, sin titubear un segundo:
¡Lo vivido en la historia, por 53 años, no ha sido en vano, cada minuto, cada segundo, cada instante, ha valido la pena, al menos para haber vivido este momento y en ese lugar!
¡Viva la historia de los pueblos escrita por el pueblo!
¡Vivan los compañeros y compañeras de la guerrillerada!
¡Vivan los campesinos, indígenas y afros!
¡Vivan los estudiantes y los maestros!
¡Vivan todos aquellos con los que codo a codo seguiremos construyendo y defendiendo como dé lugar la paz!
-Grada Roja & Red Latiendo-
Fotoreportaje completo: https://goo.gl/8LQ7nf
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