De un tiempo
para acá los estados neoliberales se han empeñado en la criminalización de
cualquier tipo de organización, evento, iniciativa que convoque a las
dignidades a hacer parte de una contra a lo que desean imponer, de ahí que hace
unos días en el Estado Español se haya presentado de nuevo el señalamiento y
persecución a un grupo organizado de jóvenes cuya posición política es
claramente contraria a sus deseos, es independentista.
Estamos hablando
de Indar Gorri, un grupo de animación del Club Atlético Osasuna, Navarra,
una nación que como algunos sabemos busca su autodeterminación, producto de un rezago
histórico que confirma que así como países latinoamericanos, fueron
conquistados por una corona. En días pasados la
Policía Nacional y la Guardia Civil llegaron a instalaciones de este grupo organizado con la acusación
de pertenencia a “grupo criminal”, es decir un grupo concertado para delinquir,
hecho similar al ocurrido hace meses en Vallekas con la sede de Bukaneros, otro
grupo organizado de hinchas pero del Rayo Vallecano, que coincidencialmente
tiene amistad con el grupo vasco.
Cotejando ambas situaciones la
criminalización a la iconografía de estos grupos es la misma, el uso de ciertas
imágenes hacen temblar a la institucionalidad, pero más allá de eso, lo que
realmente asusta a estos mercenarios es que en un solo lugar y bajo la unidad
se hablen y proyecten luchas sociales contrarias a lo que el Rey mande.
La política de
criminaliazción de las organizaciones, estén o no relacionadas con el fútbol,
son frecuentes, podríamos anotar algunos casos en Latinoamérica, donde pequeños
grupos disidentes con conciencia política han logrado llevar la indignación a
las canchas y por diferentes medios reflejando el descontento de muchos, que sí
pensamos, bien organizados y con los medios necesarios, podrían alcanzar lo
deseado. Uno de estos grupos es La Más Fiel, barra no oficial del Club Atlético
Nacional que una vez expusieron abiertamente su desacuerdo con las políticas
paramilitares y corruptas de su región, fueron señalados por la misma barra
“oficial” para que fueran criminalizados y expulsados de la cancha como medio
para acallar y seguir sirviendo a los dirigentes de la región.
Recordemos que
uno de los expresidentes de Colombia, de donde es el grupo que anteriormente
mencionamos, ha sido acusado de su vinculación directa y casi fundación de uno
de los grupos al margen de la ley que más víctimas ha traído al conflicto
social y político en este país, el paramilitarismo. En dicho señalamiento no
buscaban más que fragmentar al grupo, intimidar y de una u otra forma obligar
al abandono de la tribuna como medio de propaganda y agitación. Pues así muchos
insistan en vender la idea que el fútbol no es político, las gradas pueden
hablar lo que muchos no se atreverían a decir.
Podríamos entrar
a detalles de cuántos fueron detenidos en las jornadas de criminalización,
podríamos puntualizar y referir las fuentes oficiales que opinan del tema tanto
en el Estado Español como en Colombia, pero la verdad en Grada Roja no nos
quedamos con eso, pues acá lo realmente importante es recordar que aun cuando
se desee desvincular el fútbol de la política y se quiera señalar a los jóvenes
organizados y políticos nuestras voces seguirán alzándose, al punto en donde
salgamos vencedores de nuestras luchas, la autodeterminación, la soberanía, la
paz, la justicia social.
En Grada Roja
nos solidarizamos con los compañeros de Indar Gorri, con Bukaneros, con La Más
Fiel, con cada uno de los grupos con los que compartamos banderas, porque acá
solo hay un deseo común, el avanzar, vencer, construir hombres y mujeres
nuevos. Aplaudimos la rebeldía, porque sin ella no habría justicia alguna,
porque sin esa chispa realmente no habría revolución.
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Pavlichenko
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