Los estadios de futbol pasan a
ser tan importantes para los aficionados que muchas veces se convierten en su
segunda casa, los muros de aquellos recintos se vuelven testigos silenciosos de
éxitos y fracasos. Los estadios de futbol son tan importantes en las ciudades
que en ocasiones llegan a ser más conocidos que las mismísimas catedrales. El estadio la Martinica se ubico
en la ciudad de León, Guanajuato (México), data de los años 40’s del siglo pasado
y hoy puede estar viviendo sus últimos días.
Únicamente hacía falta pasar por
fuera de esos muros para que la piel se enchinara solo de imaginar la cantidad
de batallas que se libraron en ese coliseo y si eso sucedía en el exterior,
cuando se ingresaba al recinto se respiraba nostalgia, te impregnabas de
historia. Originalmente fue construido para albergar al Club San Sebastián, los
mártires harían honor a su apodo, luego de un sinuoso y tortuoso camino por el profesionalismo
hoy día los recordamos como uno de los pilares del futbol en la ciudad de los Aldama,
solo basta recordar las voces de nuestros padres o abuelos cuando nos hablaban,
por ejemplo, del “Tico” Rivas. Pero puede que eso solo nos importe a los nostálgicos.
Muros silenciosos pero de gran valía,
indefensos ante los marros destructores que con cada ladrillo derribado se
llevaran un recuerdo. El siglo XX leones maduró con este estadio, fue ahí donde
Unión de Curtidores se hizo grande, de la mano del “Capi” Morales. Luego Hugo Dávila,
Oribe Maciel o “Chavicos” Enriques forjaron como el acero la historia del
equipo de la franja. Equipo del pueblo, de estirpe obrera, luego de las largas
jornadas de trabajo se arremolinaban en las gradas para presenciar lo partido
del lunes. Hoy día, aún era común ver a los viejos que llegaban montados en sus
bicicletas e ingresaban a las casi ruinas de lugar para reunirse con sus añejos
conocidos en las tribunas donde seguramente presenciaron encuentros míticos. Pero
puede que eso solo nos importe a los nostálgicos.
San Sebastián y Unión de Curtidores
labrarían el camino para que el Club León los acompañase a construir la leyenda
del futbol en el Valle de Señora. Hazañas de colosos, goles fantasmas, ascensos
y descensos, campeonatos gloriosos… harían de estos equipos bravíos
antagonistas, pero hoy, este recinto moribundo ante los ojos de la historia los
ha hermanado. Gentileshombres del balompié vivirían en tal lugar sus más
destacadas proezas. “Tota” Carbajal, Marcos Aurelio o Jorge Marik fueron sacados en hombros luego gestas
heroicas, así honraban en vida a quienes
por menos que nada defendían los colores verde esmeralda. Pero puede que eso
solo nos importe a los nostálgicos.
Aun en el paso de los años y en
su inminente desaparición, pesarán sobre las calles del Malecón sus derruidos
muros, su maltratada cancha donde quedaran marcadas por siempre las pisadas de
los hombres que forjaron a sangre y sudor la historia que hasta hoy día se
escribe. Quedarán por siempre cincelados los gritos de gol, los canticos y
campeonatos. Adalberto “Dumbo” López, El máximo goleador pansaverde, en su lecho de muerte pidió ser incinerado y
esparcir sus cenizas en el campo donde vivió sus mayores hazañas, ese campo que
muy pronto ya no estará y que se diluirá poco a poco como el verde que le
caracterizo durante todas estas décadas. Pero puede que eso solo nos importe a
los nostálgicos.
Colaboración de @Paulin Mendiak para Grada Roja.
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